Por Eric Manquez. Acharya de la Escuela Advaita.
¿Qué es meditación?, ¿Qué es meditar? y ¿Para qué meditar?
Antes de contestar estas tres preguntas es necesario aclarar lo siguiente:
Hay dos asociaciones que se hacen frecuentemente cuando se habla de meditación, una es creer que meditación es reflexión (pensamiento o consideración de algo con atención y detenimiento para estudiarlo o comprenderlo bien) y el otro es asociar meditación con imaginería (creación y producción de imágenes mentales).
Aunque estas dos actividades del pensamiento son útiles y necesarias en la vida de cada persona y también son usadas como soportes de la Atención, para su entrenamiento, la meditación, en el uso que aquí damos al término, es distinta a reflexionar o imaginar. E incluso, el termino, concentración, que la Atención permanezca un periodo de tiempo en un objeto, es la capacidad previa a meditar, no es meditar, es concentrarse.
La Consciencia como la capacidad de conocer o atestiguar nuestra propia existencia, posee, por así decir, la Atención como su órgano ejecutivo. Esto es, que cuando la Atención toca el objeto yo tengo el Acto de Consciencia. Esto nos ocurre con los objetos que intuimos a través de los sentidos o mediante el pensamiento (imaginar, reflexionar, recordar, etc.)
La capacidad de Atención en la vida cotidiana, más que ser una actividad unidireccional o concentrada, pasa la mayor parte del tiempo asociando libremente para producir la percepción, esta impresión de totalidad organizada y significativa con que vemos el mundo y nosotros en el, cotidianamente, momento a momento. Su actividad se parece más a un colibrí, en su incesante deambular, pues esto es lo que nos mantiene vivos. Cuando cruzamos la calle, aunque estemos pensando en algo que nos preocupa, la atención también esta pendiente de nuestro mundo alrededor pues necesitamos llegar vivos a la vereda.
Primero al Concentrarnos, para entrenar nuestra Capacidad de Atención, debemos poner la Atención en un objeto o en una sucesión de objetos. Esta es la primera parte, absolutamente necesaria para Meditar. Cuando la Concentración es estable, surge una Apacibilidad que tiene la naturaleza de la mente y esta misma Apacibilidad pasa a ser nuestro soporte de Atención y ya no debo Concentrarme, pues es esta Apacibilidad que cautiva y rapta a la Atención en su propio origen, la Consciencia, atestiguando su propia existencia, este es el comienzo de la Meditación.
¿Qué es meditar?
La Consciencia es Consciencia de algo, cuando la consciencia a través de la Atención está solo en ese algo, un periodo de tiempo, es Concentrarse, cuando la Consciencia prescinde de ese algo y permanece en su propia existencia, en su apacibilidad natural, es Meditar.
¿Para qué meditar?
Existencia, del verbo existir que a su vez proviene del latín Exsistire que quiere decir aparece, emerger o ser; está compuesta por el prefijo ex (que denota hacia afuera) y sistire que quiere decir tomar posición, estar fijo.
Cada uno de nosotros puede constatar, en la vigilia y en el sueño, que aparecemos situados en un mundo y tomamos una posición de sujeto ante los demás objetos.
Yo estoy aquí y lo Otro está allá, ante Mí. Nos sucede lo mismo cuando nos miramos a nosotros, Yo estoy aquí y Mis pensamientos, sensaciones, emociones, recuerdos, etc., están allá ante Mí. Esta distancia es la que nos permite como personas con cuerpo, nombre e historia, vivir, gozar y sufrir nuestra existencia en este nuestro mundo. En ocasiones nos sentimos tan separados de nosotros mismo y/o de nuestro mundo, que la vida se nos torna gris y poco estimulante. También nos sucede lo contrario, cuando nos sentimos congruentes y unidos a las actividades que desarrollamos en nuestro mundo.
Al tomar una posición de sujeto, nos apropiamos de los objetos que conforman nuestro yo. Mi cuerpo, mis pensamientos, mis sentimientos, expectativas, recuerdos, valores, mi cama, mi ropa, auto, ciudad, país, profesión, nacionalidad, etc. Nuestro yo posicionado como sujeto de la experiencia, se traduce en Yo y Mío. Esto no nos sucede en la vereda del frente, nos sucede en la circularidad de los pensamientos en nuestra mente.
Puedo fundamentar mi Identidad Personal, Yo, en objetos, yo soy mis bienes materiales. Este fundamento es un bastante frágil. Puedo fundamentar mi Identidad en mis valores, este fundamento es un poco más sólido y altamente deseable, personal y socialmente.
Sin embargo, en ambos casos, el Yo depende de Lo Mío, y sin Lo Mío pareciera no haber Yo.
Si formulo la pregunta; ¿Quién Soy Yo? en realidad, es claro que no soy lo que está afuera de mi piel, tampoco soy el cuerpo y sus sensaciones, tampoco soy la mente y sus contenidos, y descubro que el que nombra no puede ser lo nombrado.
Cuando despierto a la vigilia o en el sueño esta Consciencia de Si-Mismo como YO, surge, a pesar de mí, y es a través de esta presencia que me puedo dar cuenta que tomo una posición como Yo, apropiándome de un mundo de objetos, Mío, y aparece yo y mis circunstancia, el bicho en su nicho.
Sin embargo, este YO que surge y permanece situado sin tomar una posición determinada, escapa a cualquier definición, puesto que no es un objeto, no es un concepto, que se pueda asir conceptualmente. Es este El Fundamento, La Vida, también se le ha llamado Dios y se le ha dado muchos nombres. Esto es lo anterior a la existencia, es antes de tomar una Posición ante un mundo, antes que el bicho se apropie de su nicho.
Entonces, ¿Para qué meditar?, para regresar al fundamento de nuestra existencia.
Ahora podemos contestar la primera pregunta: ¿Qué es meditación?
Meditación es la herramienta que nos permite des-cubrir Aquello que somos.
Lo anterior puede parecer complejo. En los próximos meses podemos ir aclarando los conceptos que indican el camino y afinar la práctica que te servirá de por vida.
Este articulo es parte del Curso: Primer Ciclo de Estudio Vedanta Advaita.
Dirigido por Eric Manquez, Acharya de la Escuela Advaita.
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